Friday, 29 August 2014

Bla bla bla...

Y sacado todo el jugo posible, que no fue poco, del 2Q 2014, en curso el 3Q.

¿Qué hemos hecho hasta ahora? En primer lugar, sin duda alguna, recibir a Martina, nuestra pequeña.

Antes de eso, rutina y más rutina, a pesar de la movilidad y libertad del trabajo, pero los horarios escolares marcan en casi total medida el ritmo del día. Y entre media, alguna escapada, un viaje al Pirineo Francés, fines de semana en casas rurales y muy poco más.

Estos días ando ilusionado con algún posible nuevo proyecto en mente, de esos que motivan, al menos a mí, con cambios importantes de hacerse cierto alguno de ellos. El primero, parece difícil, no estoy muy optimista después de una última conversación mantenida estos días, pero en cualquier caso  para confirmar ambas opciones hay que esperar... santo verbo, tan frecuente en nuestras vidas.

En el trabajo, bueno, trabajando en la redefinición de procedimientos diseñados apenas hace un año. Cambios importantes también en éste ámbito, llevan a la obsolescencia a casi cualquier asunto definido hace más de 3 meses. Los cambios son motivos de motivación, pero también entiendo y necesito dar continuidad a lo desarrollado y ver frutos. En cualquier caso, todo vaya en pos de una organización LEAN.

En la única semana real de vacaciones, aproveché para alguna obra adicional. Instalé (bueno, mejor dicho, instalaron) un cenador, precioso en mi opinión, al completo de madera, espacioso y apetecible... muchas ganas de empezar a utilizarlo en mi tiempo libre, dedicado a la lectura y disfrute de música (al respecto éste año descubrí las ventajas de una subscripción Premium a la plataforma Spotify, y sólo puedo hablar maravillas de la misma).

Y estos días, para no aburrirme, me he metido en mil pequeñas cosas, desde esquiar en la pequeña pista indoor de Madrid (Xanadú), hasta leer todo lo que cae a mi alcance (algo así como 7 libros con avances dispares esperan ser leídos en su totalidad, aunque algunos de ellos no prometen mucho), y por supuesto, bricolaje. Me encanta definir proyectos, sea cual sea su naturaleza, y esta vez me he comprometido a ejecutar la instalación eléctrica del cenador yo solo, sin contrataciones costosas. Ayer visité por lo tanto el Leroy Merlin y acabé con una lámpara exterior de techo, un conmutador, 25 metros de cable exterior, caja estanca, y tres enchufes de exterior más bridas para la sujeción del largo cable. ¿Resultado? Dado mi nervio ante cualquier posibilidad de aprendizaje, me dediqué algo así como de 22.00 a 01.00 a montar un pequeño circuito de prueba que me asegurase al menos: no explosionar ni destruir el cenador durante la instalación, no morir electrocutado, y reducir el tiempo de instalación a una mañana, evitando el período de aprendizaje con mujer y dos hijos pululando por la escena. La prueba se superó con éxito, pero me alegré tanto de ser capaz de montar el circuito, al menos en su fase de prueba en el suelo del salón y a pequeña escala, que a las 04.00 aún leía "Mi familia y otros animales" de Gerald Durrell (libro inacabable por incomprensible... ¿da para tanto la vida de los insectos y otros animales?, y por incumplimiento de su promesa... prometía humor y es sólo un tocho de descripciones y hechos irrelevantes). Al menos leer "Canadá" dolió menos, aunque tampoco lo hay encontrado tan interesante como para releerlo.

Y continuando con el esquí, la lié de nuevo... quería dedicar la tarde al esquí, pero finalmente terminé además visitando una tienda de deportes con unas bicicletas atractivísimas que me han llevado a comprarme una de ellas. A toro pasado, como siempre hago, leo críticas a la misma en Internet, y debo decir, con orgullo, que al parecer he comprado un buen vehículo. Desde luego, en estos días de puesta a punto, sin duda no puedo dejar de estar más de acuerdo con ello.

Además, de las 4 horas contratadas para esquiar, terminé haciéndolo en 2 y media. Una inesperada llamada alteró mi de por sí ya alterada alma y fue imposible hacer un descenso decente... sí, incluso en la nevera me vi incapaz...

Y hasta aquí hemos llegado. Fin de semana de vuelta a las grandes ciudades de gran parte de la paletería que marchó a sus pueblos en busca del deseado cambio de moscas, que no de aires, de cada estío. El lunes conducir al trabajo volverá a ser un infierno (2 golpes llevo ya en un año sobre un coche otrora nuevo novísimo, uno por un idiota que giró a la izquierda cuando sólo podía dirigirse de frente, y el segundo por un nuevo idiota que no frenó a tiempo... bueno, ¿qué cojones?, ni tan siquiera frenó cuando debería haber visto que permitía aparcar al tipo de la furgoneta)

La temida vuelta a las ciudades... Dios mío, ¿por qué no se quedan en sus pueblos mínimo hasta diciembre? Según el INE todos estamos en el paro... así que no se preocupen en regresar, nada ha mejorado desde que se marcharon, o ¿acaso les han llamado con alguna suculenta oferta profesional?

Fin de semana por lo tanto sin moverme demasiado, ni tengo ganas de atascos ni de coches. Por lo tanto, Dios mediante, seguiremos con las lecturas (hay que acabar esa pila de libros como sea), el rodaje de la bicicleta (a pesar de las altas temperaturas) y los paseos por la ciudad... obviaré el intento de bajar a la piscina y encontrarme acribillado por toda la pobreza que se mantiene en la urbanización, incapaces de marchar unos días ni siquiera a casa de sus suegros y / o padres.