Quedamos vacíos, pues ciertamente duele la fría sensación de nunca haber conversado lo suficiente contigo, de no haber disfrutado de todas las Semanas Grandes juntos, de no haber compartido todos los “pisco sauer” que seguro quedaban por disfrutar dentro de cada una de las botellas que con cada viaje tuyo a Chile traías de vuelta.
¿Qué peor cosa puede pasar en la vida de un ser humano que dejar cientos de proyectos por terminar? ¿Hay momento más doloroso que aquel en el que se nos quita de las manos el disfrute del éxito, de nuestras ilusiones y metas por cumplir? Ciertamente no puedo responder a estas preguntas. No nos parece justa tu marcha, pues aunque ninguna es justa a nuestros ojos, la tuya se nos antoja muy temprana y urgente, sin previo aviso.
Por eso, en este momento en el que la tristeza aún nos ocupa, intentamos recuperar nuestras sonrisas imaginando la tuya, conversando sobre tu amable forma de ser, recordando tu bondad extrema y tus ganas de vivir, descubriendo en cada nueva amistad creada por ti la importancia de tu persona. Físicamente de apariencia menuda, ¿verdad Claudia?, casi una “bebita” como oigo decir, pero humanamente inmensa.
Queremos que sepas que cada esquina de la Ciudad de Bilbao nos habla de ti, y en cada terraza creemos ver tu sonrisa, mientras soñamos con tu tranquila conversación, con tu risa sonora y tu aspecto de estudiante descuidada, siempre con prisas, escapando por cualquiera de las calles, aspecto tras el que se escondía el Espíritu del Bien.
Por otra parte, debo decirte que quedamos tranquilos, pues el mismo fatídico domingo 23 de Noviembre que todavía tratamos de olvidar, sentimos a cientos de kilómetros de distancia que marchabas. No fuimos capaces de identificar tu llamada, pues imagino que nuestros modernos cerebros no son capaces de procesar mensajes tan profundos como el que nos hiciste llegar, pero ahora todo nos quedó claro, y no tenemos duda que tus últimos pensamientos nos estaban dirigidos. Sinceramente nos sentimos privilegiados. Por esta razón, estamos obligados a escribirte esta carta, ya que no tuvimos el conocimiento de tu despedida hasta horas después de haberse consumado.
Queremos que sepas que tu imagen será siempre, para toda tu familia en España, la de tu gran sonrisa, tu carácter amable que tantas simpatías ha ganado, tu capacidad de conquistar el corazón de los que estábamos a tu lado, bien fuera en tu día a día, o en la distancia como era nuestro caso, obligados por nuestras vidas rutinarias.
Queremos que de todo corazón, descanses eternamente en tu Tierra Natal, y queremos que sepas que entre tus manos llevas una parte de nosotros, pues cada uno hemos cedido parte de nuestro corazón, de nuestra sonrisa y de nuestra felicidad con tu marcha. Todas esas cosas marchan contigo desde España. ¿A qué nunca imaginaste llevar tantas cosas de vuelta a Chile?
Estamos seguros que desde ese lugar que existe en el Cielo y que está reservado a todos los Seres Bondadosos que una vez habitaron la Tierra, estás viendo la huella que has creado, y comprobando una vez más, probablemente tras una enorme sonrisa y sonora carcajada, tu capacidad de conmover y hacer que seres de distintas creencias y procedencias se unan para conseguir tu unión con la Tierra que te vio nacer.
Por siempre, lo mejor para ti, estés donde estés, y pido a Dios te guíe en el Nuevo Camino emprendido ahora. No queremos terminar nuestro mensaje sin pedirte un enorme favor, siendo este que continúes en continuo contacto con nosotros, pues nos atrevemos a decir, que, sinceramente, desde el día de tu marcha hemos recibido con agrado tus buenos sentimientos enviados, no ya en forma de abrazos, besos y sonrisas, pero sí en forma de distintos hechos que indudablemente nos hacen sentirte presente.
2 comments:
Sigo leyendo la carta y las emociones son las mismas a punto de llegar al año de la pérdida.
Este lunes he vuelto a contactar con la familia de Claudia. Muchas cosas nos siguen recordando a ti.
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