Sunday 24 November 2013

Estado Actual Crisis Económica


Ayer leía un artículo en el que el fundador de la web BuyVIP sobreestimaba la visión que la mayoría de la sociedad tiene del llamado perfil "emprendedor".

Actualmente, gran parte de los mensajes que son difundidos en TV, prensa y radio van dirigidos a demostrar la importancia de emprender, de buscarse la vida por uno mismo cuando la sociedad es incapaz de crear grupos de trabajo eficientes que creen valor.

Ciertamente, comparto la necesidad de emprender, de tener capacidad para adaptarse a situaciones económicas adversas, de ser flexible ante los cambios y de crear riqueza y valor de forma individual, pero antes que eso, creo necesario parar un momento, analizar la situación y ver si es factible continuar con un modelo de crecimiento económico en el que la única exigencia es obtener trimestralmente un crecimiento positivo del beneficio económico en cifras de dos dígitos.

Está claro, demasiado a estas alturas que nuestra forma de hacer falla, que no es la respuesta que la sociedad requiere, y si sólo ahora los datos fríos económicos muestran cierta recuperación económica, creo que no hay lugar para el engaño, y la misma se ha conseguido a partir de esquilmar los bolsillos de la clase media, de reducir su capacidad de consumo y de crear pobreza y mediocridad (ver la reducción de las becas a la excelencia)

Hace años, no muchos, acostumbraba a jugar al Monopoly, aquel juego en el que gana el que más dinero, propiedades y bienes tiene y consigue arruinar a todos los otros competidores. Recuerdo que mi objetivo era machacar a los adversarios, pero claro, esto tenía un límite. Cuando era el vencedor claro y una y otra vez mis "enemigos" debían pagar cada vez más por pasar por mis propiedades, al principio era divertido, a mitad de partida yo les ofrecía préstamos de usura para asegurarme que seguían jugando y que seguían pasando por mis propiedades y pagando por ello, haciéndome cada vez más rico, pero no ya en dinero o propiedades reales, si no en compromisos futuros de pago, con la certeza de que jamás me pagarían pues no tenían posibilidad alguna de hacerlo.

Pues bien, este escenario que sucedía una y otra vez en el juego, es el que entiendo sucede en la realidad económica. Las corporaciones nos dejan cada vez menos margen, se conforman con nuestra promesa de consumo repetitivo, y nuestro compromiso de pago del préstamo de usura, pero claro, al igual que en el juego, esto tiene un final, y es la acumulación de propiedades sin valor que las organizaciones hacen al despojar a los consumidores de las mismas como contraprestación por el no pago de un compromiso, resultado que no sirve ni para el objetivo de la propia organización ni para el consumidor.

Como conclusión, queda una sola vuelta de tuerca más para que todo se vaya al garete, y ni empresas ni sociedad obtendrán un resultado positivo si ambas partes no aportan valor, y claramente ese balance está actualmente más roto que nunca.