Tuesday 22 February 2011

Recuerdos de Infancia

Cecilia, cabrona, anoche estuve en el desván de casa, ese donde papá y mamá guardaban todos nuestros trastos y miles de recuerdos que quedaron ahí para siempre. Por casualidad, eso creo, descubrí una caja roja donde había almacenadas más de mil fotos. Siempre tuve la impresión de que papá nunca me hacía fotos, entiendo que por mis orejas de soplillo, mis ojos bizcos y la uniceja que cubre mi extraviada óptica.

Ahora sé que eso era así. En todas las fotos que pude revisar hasta bien entrada la noche, sólo aparecíais tú y mamá, tú y los tíos, primos, abuelos maternos y paternos, amigos tuyos y míos, y así hasta un condenado sinfín de instantáneas.

Si yo conseguía aparecer en alguna de las tomas, era semi-escondido, bien tras el grupo objeto de la fotografía, camuflado entre la barandilla de las escaleras que subían a la segunda planta de nuestra casa mientras se realizaban fotografías en el salón como celebración de las Navidades de 1972, y siempre así. De hecho, sólo he sido capaz de localizar una foto mía completa, donde se me muestra totalmente desenfocado mientras el primer plano te pertenece por entero.

Papá siempre decía que era porque yo no me estaba nunca quieto, y porque siempre me encontraba en aquel espacio indefinido que él denominaba el sitio adecuado en el momento preciso. ¡Menudo cabrón! ¡Qué en paz descanse!

Si papá levantase la cabeza, amén de darse un buen porrazo con la lápida, se daría cuenta que la venezolana escultural que alegra mis días es real, de carne y hueso, ¡y vaya carnes! Nada que ver con mamá, paseando su cuerpo fofo, bajo una mirada arisca y una horizontal sonrisa.

Quería decirte que hoy quemaré tus fotos, bueno, todas las fotos, pues inevitablemente surges como elemento objeto principal de la acción en todas y cada una de ellas. Ahora entiendo porqué nunca tuve DNI mientras tú disfrutabas de documentación desde tu más temprana infancia.

Bye,

Johnny

Monday 21 February 2011

Comunicación al Administrador de la Residencia

Estimado Administrador,

Desconozco las razones por las que la gestión de su nimia empresa le resulta tan compleja, aunque prefiero pensar que sólo se debe a un mal momento personal y no a una inmadurez crónica que le imposibilita afrontar cualquier responsabilidad, ya sea esta administrar una finca como en la que ejerzo de presidente o cambiar un pañal.

En la reunión del jueves pasado le volví a repetir, y seguiré repitiéndole sin descanso hasta el próximo mes de marzo, fecha en la que le informo su contrato expira con esta comunidad y que podría suponerle la pérdida de unos pingues ingresos si no se esfuerza más en la ejecución de sus supuestas labores de administración, la urgente necesidad de informar a los señores vecinos de la prohibición de pasear mascotas por los jardines de la urbanización.

Sé que los últimos carteles (y únicos) que usted ha pegado en las puertas de entrada de cada residencia han sido arrancados, quemados y pintarrajeados en varias ocasiones, pero eso no le exime de reanudar su labor de información y exigencia del cumplimiento de las normas internas de convivencia. Reconozco que yo mismo dibujé una diana sobre uno de los carteles, concretamente sobre el sello de su empresa de administración de fincas, y aunque intenté al día siguiente borrarlo, no pude si no dejar el papel hecho unos zorros. Le pediré disculpas personalmente si antes veo un gesto de esfuerzo en su trabajo.

Aprovecho la misiva para informarle también de los incidentes que se están sucediendo en nuestra comunidad y que enumero a continuación, no sólo para su conocimiento si no también para su acción: lanzamiento de contenedores de basura a la piscina comunitaria, rotura de varias cámaras del circuito cerrado de vídeo vigilancia, linchamiento del conserje de la residencia, apaleamiento de la vocal del portal 5 e intento de secuestro de la socorrista.


Sin otro particular, excepto volver a recordarle la inminencia de la finalización de su contrato, reciba un cordial saludo,

D. John Paypal

Thursday 17 February 2011

Rechazo a Edición de Relato

Estimada Sra. Plumb,

Creo que no le quedó claro en mi anterior carta la imposibilidad de publicar en nuestra revista “Escribe. Veré si edito” su relato.

Antes de entrar en detalle, quería aprovechar mi misiva y comunicarle mi más sincera admiración por su insistencia, pero debería Usted saber que si un editor le responde diciendo que su “equipo ha examinado exhaustivamente su relato, pero a pesar de su calidad son tantas las peticiones que realizamos que nos vemos obligados a descartar el suyo en esta oportunidad”, realmente le está indicando al menos lo siguiente:

- “ha examinado”: no lo ha mirado, perdido bajo una marabunta ingente de relatos a cada cual peor
- “exhaustivamente”: ver punto anterior
- “a pesar de su calidad”: debido a la baja calidad que se adivina en el relato remitido
- “esta oportunidad”: no habrá más

Con el deseo de haber sido tan suficientemente explícito como para acabar con sus huesos en el psicólogo, reciba un cordial saludo,

D. John Paypal

Monday 14 February 2011

Alquiler (y II)

Estimado Sr. Gutierrez,

Por favor señor Gutierrez, no me pregunte de nuevo por la razón de que el techo de su vivienda se haya hundido por tercera vez en los tres meses que lleva usted viviendo ahí, y que por cierto es sospechosamente el mismo número de recibos de alquiler que me adeuda.

En la primera investigación que realizó el técnico, quedó claro que su mujer debía abandonar la idea de llenar la bañera de agua caliente mientras bajaba a la cocina a prepararse un sándwich (de mantequilla de cacahuetes entiendo que es su favorito a juzgar por su esbelta figura).

Debe usted saber que de acuerdo con Arquímedes, su voluminosa parienta desaloja un volumen de agua tremendo, con lo que es aconsejable no llene la bañera más allá de la mitad de su capacidad.

De acuerdo con tal cantidad de agua y con la ley de la gravedad y con alguna otra ley que seguro se me escapa y que no merece la pena detallar pues usted no la entendería, las baldosas de su baño dejan pasar el tsunami provocado por su paquidérmica esposa a toda velocidad, empapando la superficie inferior de la planta y por lo tanto cayendo sobre el falso techo de escayola de su cocina, lo que como adivina siempre termina en catástrofe.

Por estas razones, le agradecería tome en consideración tanto las recomendaciones del inspector como las mías propias, además de considerar el pago de los tres meses adeudados de forma inminente si no quiere recibir la denuncia que estoy redactando y que le llevaría sin duda a pasar el resto de sus días rodeado de hormigón por al menos tres costados y por una pared de rejas.
Sin otro particular si no desearle la próxima vez, si la hay, que el techo del baño se le venga sobre su cabeza, se despide atentamente.


D. John Paypal

Wednesday 9 February 2011

Alquiler

Estimada Señora Weenie,

No he recibido aún pago alguno por los veinticuatro (dos años, sí, dos) meses de alquiler, a pesar de haberle reclamado en otras tantas ocasiones el monto pendiente de la forma más educada que conozco.

Como verá, ni le he remitido carta alguna apelando a medidas judiciales, legales o similares, confiando siempre en su buen hacer y en su mejor fortuna.

Por estas razones, no acabo de entender su última carta, donde responde que yo era conocedor de su horrenda situación económica desde el primer momento. ¿Acaso soy yo responsable de su total falta de habilidad para asegurarse un mínimo ingreso y por ende asegurar el mío?

Respecto a mi presunto abuso hacia usted durante la breve charla que mantuvimos en su primera visita al piso, tengo que decirle que como cualquier humano, quedé tan conmovido por su triste argumentación respecto al accidente laboral de su marido en la panificadora y su dramática y sollozante puesta en escena que no pude evitar secar sus lágrimas con mi pañuelo. En ningún caso volverá a suceder, se lo aseguro, más teniendo en cuenta que este gesto haya podido parecerle abuso sexual, lo que me permite adivinar la intensísima vida sexual que usted mantiene.

Sin otro particular, bueno, sí, particularmente ardo en deseos de recibir la suma de dinero pendiente de pago, y que no es otra que la no despreciable cifra de 24 x 800€ = 19.200€

Un saludo,

D. John Paypal

Monday 7 February 2011

I just wanted to get lost!

Y ahí estoy yo, ascendiendo, rodeado del más profundo silencio invernal, del seco crujido de la nieve bajo mis botas, deslumbrado a cada momento por el intenso fogonazo de luz que cada escena posee, originado por cada rayo de sol al posarse sobre una rama nevada, un arroyuelo cuyo hilo de agua corre helador, una ladera alfombrada en blanco.
Y yo deseo alcanzar la cima, con paso lento, disfrutando de todo a mí alrededor, abandonado a la naturaleza, lejano a la sucia ciudad donde la avaricia y la mala educación son moneda de cambio; lejos quedaron problemas, el día a día, el tedio, las reuniones, los móviles y las conferencias; nada que echar de menos, y mucho por descubrir.

La primera vez que veo esta preciosa montaña tan cargada de nieve, y es bella, vaya si lo es; la pienso miles de años atrás, con su actual Maliciosa sumergida en agua, quizá durante la última glaciación, soportando nevadas, adormecida entre hielos y plagada de otros habitantes, seguro más respetuosos con su espíritu, el de la Montaña Mágica.

Siempre embrujada, y lo es. Se desbordan mis ojos ante tanta belleza; satura mis sentidos, acostumbrados a tan poco; una tremenda sensación de felicidad me invade; empiezo a llorar pero no quiero evitarlo. ¡Cuán contrarias son estas lágrimas a las derramadas por decepciones profesionales, económicas, relacionadas a esta sociedad del consumo que tanto me entristece! Es todo tan puta mierda.

Aquí arriba entiendo la fugacidad de mi vida, el sinsentido de mi existencia tal y como es experimentada allá abajo, entre seres anónimos, preocupados por problemas que ellos no han originado ni solucionarán. ¿Por qué me empeño en seguir malgastando mi tiempo? No me queda duda, la realidad de mi existencia se encuentra aquí, junto a las cimas del mundo. Me siento cercano al origen de la Humanidad, al mío propio por supuesto, pues antes de ciudadano y un número fui persona; estas cimas estuvieron una vez bajo océanos; quizá mi felicidad proceda de ahí; estoy en íntima relación con mi origen, y el de todos los míos, incluso el de aquellos imbéciles que pasan sus vidas entre asfalto, hierros y escombro.

En estos pensamientos me pierdo y llego a la cima; aparto a un lado mis botas de montaña mientras descargo mi mochila; calzo unas botas de esquiar y aseguro mis tablas. La ladera se muestra enorme, de un blanco como nunca antes disfruté. Quiero deslizarme en ella, y así lo hago. Me lanzo ladera abajo señalando mi primer giro. Y sigo, sigo, bajo y bajo. Me deslizo y no pienso en nada más que el siguiente giro, y miro de reojo el escenario; me envidian, soy consciente; locos me piensan desde Madrid; muchos, más de los que crees. Creo nueva huella encima de la nieve, a su vez sobre una ladera que tiempo atrás fue la cuna de mi existencia. Me uno a ella, la disfruto y pienso que la vida seguirá adelante no importa lo que suceda. La belleza seguirá reproduciéndose, a pesar de mis nimios problemas, estúpidas preocupaciones y sucia realidad.

Finalizo mi descenso y pienso en volver. La mierda de realidad se impone y debo bajar. Muy a lo lejos un hongo gris corona la ciudad donde mi vida se reproduce. ¿Quién para esta tremenda porquería? No interesa. Vuelvo al asco, a la vida no elegida e impuesta, al trabajo monótono, a la cuenta ajena, a las medidas antisociales, a la sociedad que aguanta, resiste lo que le echen, que aquí es mucho pero yo no puedo más.