Esta mañana, viajábamos mi pensamiento, ese personaje que tanto me influye, y yo mismo juntos en el tren, en apacible camino de la oficina, y aquél me ha hecho creer que me gustaba lanzar alguna que otra mentira muy de vez en cuando.
Mientras él me comentaba lo que aparentemente ha aprendido a identificar en mis conversaciones, que no parece ser otra cosa que mi gusto por la mentira, no he podido remediarlo y rápidamente he desconectado de su conversación, pues sinceramente me ha ofendido y descolocado, aunque acto seguido he comenzado a validar si su afirmación era cierta, y si lo era, cuál era la frecuencia y profundidad de mis mentiras.
En estas disquisiciones andaba yo mientras las estaciones se sucedían monótonamente tras mi ventanilla, y creo haber alcanzado al menos estas conclusiones en mi “cargo” pues las mismas no aplican a “descargo” alguno, ya que sinceramente certifican lo acertado del comentario de mi pensamiento, así que desde aquí le envío mi más sinceras felicitaciones y le agradecería comunique conmigo de forma más frecuente.
- Mi gusto por la mentira debe estar relacionada con mi inmadurez. Me niego a crecer, es cierto, y aunque físicamente he conseguido no hacerlo en demasía, mentalmente continúo luchando contra la hormona del sentido común pues me parece excesivamente aburrida, ¿no es cierto?.
- La mentira, a mi parecer, también tiene su punto divertido, pues te permite observar desde la privilegiada atalaya que la farsa proporciona, el torbellino de reacciones que despierta en el entorno.
- Dicen que la realidad supera a la ficción, pero en mi opinión y por mi propia experiencia, la elaboración minuciosa de un escenario ficticio es una tarea enormemente gratificante. Recuerdo de pequeño las visitas a los decorados cinematográficos donde mi padre trabajaba, y creo que desde entonces he creído en la vida como un enorme escenario que requiere los más elaborados decorados para comodidad del actor, y no olvidemos que cada uno de nosotros somos los protagonistas.
- La invención añade un toque de misterio al mentiroso, un aura de interés y una pizca de riesgo en su vida. Vosotros lectores y lectoras mentirosillos, aquellos que visitáis mis textos y no dejáis comentario alguno intentando no dejar rastro de vuestra aparición, y por lo tanto mintiendo respecto a vuestras actividades diarias, ¿no es cierto lo que aquí expongo?
En definitiva, quien no tenga entre sus labores más frecuentemente ejecutadas las que corresponden a la elaboración de una buena trama, que tire la primera piedra.
Thursday, 25 February 2010
Tuesday, 23 February 2010
Proyectos de Ultramar
Proyectos y más proyectos, de los que me motivan, de los que nada tienen que ver con los que me quitan la vida día a día entre cuatro paredes mal hechas.
Esta vez úno a los proyectos personales ya iniciados uno más, que tiene como hito de implantación la llegada a un país y cultura distintos del propio.
Es un país por el que me siento atraído desde mi primera incursión en el mismo allá por el año 2005, y en el que apenas un año después pude poner de manera más firme un pie (quizás debería decir dos esquís).
Actualmente “intento subir el otro pie” a ese territorio, y en esto estoy y dedico parte de mi tiempo.
De momento espero noticias que deben llegar de allende los mares, concretamente de allende el Océano Atlántico.
Los primeros pasos, siempre titubeantes e indecisos están ya dados, y como todo en la vida es cuestión de buena suerte que las cosas sigan adelante o se queden como están.
Entre mis gustos y preferencias, optaría porque las cosas sigan adelante, pero estoy seguro que si se quedan como están será por mi propio bien, pues creo firmemente en el destino y en un guión ya escrito desde el día de nuestra concepción.
De momento, sigo soñando, porque además de ser gratis, tengo la certeza, probablemente muy fundada, que si dejo de definir proyectos empiezo a desvanecer, como algunas experiencias ajenas me muestran diariamente, cosa que no quiero en ninguno de los casos.
Esta vez úno a los proyectos personales ya iniciados uno más, que tiene como hito de implantación la llegada a un país y cultura distintos del propio.
Es un país por el que me siento atraído desde mi primera incursión en el mismo allá por el año 2005, y en el que apenas un año después pude poner de manera más firme un pie (quizás debería decir dos esquís).
Actualmente “intento subir el otro pie” a ese territorio, y en esto estoy y dedico parte de mi tiempo.
De momento espero noticias que deben llegar de allende los mares, concretamente de allende el Océano Atlántico.
Los primeros pasos, siempre titubeantes e indecisos están ya dados, y como todo en la vida es cuestión de buena suerte que las cosas sigan adelante o se queden como están.
Entre mis gustos y preferencias, optaría porque las cosas sigan adelante, pero estoy seguro que si se quedan como están será por mi propio bien, pues creo firmemente en el destino y en un guión ya escrito desde el día de nuestra concepción.
De momento, sigo soñando, porque además de ser gratis, tengo la certeza, probablemente muy fundada, que si dejo de definir proyectos empiezo a desvanecer, como algunas experiencias ajenas me muestran diariamente, cosa que no quiero en ninguno de los casos.
Tuesday, 16 February 2010
Algunos Gratos Recuerdos de Infancia
Recuerdos lejanos, a los que debo acceder escudriñando en mi memoria, reminiscencias de épocas pasadas, donde mi mundo se ceñía a la por entonces pequeña ciudad del norte de Madrid donde resido.
Calurosas mañanas de verano, gastadas en el hogar, al margen del abrasador sol, bajando a casa de mi mejor amigo, aquel que vivía en el 3º B, justo un piso por debajo del mío, 4º C.
Jugábamos a cosas simples, pues la distracción en aquellos tiempos no exigía demasiada tecnología, al menos no más que la que unas pinzas de la ropa nos proporcionaban para construir unas pequeñas pistolas artesanales, con las que pasábamos largos ratos disparándonos, parapetados tras dos pequeñas hamacas de playa, o la mínima técnica que era requerida para disponer de un pequeño avión de papel que colgábamos con un cordel desde la terraza.
Recuerdo también la paciencia de la madre de mi mejor amigo, mientras preparábamos el escenario de uno de mis juegos favoritos, el llamado “Juego de Las Tinieblas”, en la habitación de él, sembrando la misma de obstáculos elaborados con cojines, algunos dispuestos encima del umbral de la puerta de entrada, y otros dispersos en el camino, de forma que al entrar en la habitación el cojín caía sobre la cabeza del encargado de identificar a los que nos escondíamos, mientras una copiosa lluvia de calcetines caía sobre él en medio de la más cerrada oscuridad.
Quedan en mi memoria los nervios que crecían antes de que el tiempo ofrecido para disponer todo en la habitación se agotase, y el amigo en cuestión entrase. Grabada está en mi retina la imagen de la madre de mi amigo, entrando por equivocación en la habitación y “sufriendo” nuestras barrabasadas.
Y recuerdo trabajar en la elaboración de arcos, flechas y tirachinas a base de madera de escoba, recogida por el padre de mi mejor amigo en los campos cercanos. Con algo de esfuerzo conseguíamos convencer a nuestras madres de la bondad de nuestras actividades para que nos dieran alguna aguja de ganchillo, de forma que pudiéramos terminar nuestras flechas y lanzas con una aguda punta. Recuerdo el tirachinas, elaborado por su padre con goma de caucho y un pequeño parche gris donde apoyábamos la piedra a lanzar. Y recuerdo los largos paseos por el frío campo en pleno invierno, completamente helado, campo donde ahora se elevan feas e impersonales urbanizaciones con nombres vacíos de significado (Calle de la Felicidad, Calle de la Amistad, etc.). Esos terrenos fueron mi Felicidad y allí compartía Amistad cuando nada había construido. Allí compartíamos una careta de cerdo braseada en una improvisada chasca, y allí perseguíamos pequeños pájaros, objetivo de nuestra siempre infructuosa caza.
Así avanzaban los años, unos paseando por el campo, otros persiguiendo niñas con modos toscos y rústicos, más cercanos al apareamiento del primer simio sobre la Tierra que a un ser humano. Después llegaron los cines, primero infantiles, donde acudíamos puntuales todos los domingos a las 16.30. Luego aparecieron las primeras discotecas y tardíamente las primeras amistades femeninas. Intentos, en su mayoría vanos por acercarnos a ellas, para descubrir que nuestras futuras parejas estaban mucho más cerca de nosotros que lo que pretendíamos conseguir, o en algún caso, como el propio, estaban a cientos de kilómetros de mí.
Ahora, época de madurez y quizás de reflexión, miro al pasado con una sonrisa, y disfruto del presente, compartiendo momentos con estos amigos, ya con familias completas, donde siguen apareciendo fruto de la confianza que la convivencia de años da, los mismos gestos y comentarios que hace años nos llevaron a forjar nuestra amistad.
Calurosas mañanas de verano, gastadas en el hogar, al margen del abrasador sol, bajando a casa de mi mejor amigo, aquel que vivía en el 3º B, justo un piso por debajo del mío, 4º C.
Jugábamos a cosas simples, pues la distracción en aquellos tiempos no exigía demasiada tecnología, al menos no más que la que unas pinzas de la ropa nos proporcionaban para construir unas pequeñas pistolas artesanales, con las que pasábamos largos ratos disparándonos, parapetados tras dos pequeñas hamacas de playa, o la mínima técnica que era requerida para disponer de un pequeño avión de papel que colgábamos con un cordel desde la terraza.
Recuerdo también la paciencia de la madre de mi mejor amigo, mientras preparábamos el escenario de uno de mis juegos favoritos, el llamado “Juego de Las Tinieblas”, en la habitación de él, sembrando la misma de obstáculos elaborados con cojines, algunos dispuestos encima del umbral de la puerta de entrada, y otros dispersos en el camino, de forma que al entrar en la habitación el cojín caía sobre la cabeza del encargado de identificar a los que nos escondíamos, mientras una copiosa lluvia de calcetines caía sobre él en medio de la más cerrada oscuridad.
Quedan en mi memoria los nervios que crecían antes de que el tiempo ofrecido para disponer todo en la habitación se agotase, y el amigo en cuestión entrase. Grabada está en mi retina la imagen de la madre de mi amigo, entrando por equivocación en la habitación y “sufriendo” nuestras barrabasadas.
Y recuerdo trabajar en la elaboración de arcos, flechas y tirachinas a base de madera de escoba, recogida por el padre de mi mejor amigo en los campos cercanos. Con algo de esfuerzo conseguíamos convencer a nuestras madres de la bondad de nuestras actividades para que nos dieran alguna aguja de ganchillo, de forma que pudiéramos terminar nuestras flechas y lanzas con una aguda punta. Recuerdo el tirachinas, elaborado por su padre con goma de caucho y un pequeño parche gris donde apoyábamos la piedra a lanzar. Y recuerdo los largos paseos por el frío campo en pleno invierno, completamente helado, campo donde ahora se elevan feas e impersonales urbanizaciones con nombres vacíos de significado (Calle de la Felicidad, Calle de la Amistad, etc.). Esos terrenos fueron mi Felicidad y allí compartía Amistad cuando nada había construido. Allí compartíamos una careta de cerdo braseada en una improvisada chasca, y allí perseguíamos pequeños pájaros, objetivo de nuestra siempre infructuosa caza.
Así avanzaban los años, unos paseando por el campo, otros persiguiendo niñas con modos toscos y rústicos, más cercanos al apareamiento del primer simio sobre la Tierra que a un ser humano. Después llegaron los cines, primero infantiles, donde acudíamos puntuales todos los domingos a las 16.30. Luego aparecieron las primeras discotecas y tardíamente las primeras amistades femeninas. Intentos, en su mayoría vanos por acercarnos a ellas, para descubrir que nuestras futuras parejas estaban mucho más cerca de nosotros que lo que pretendíamos conseguir, o en algún caso, como el propio, estaban a cientos de kilómetros de mí.
Ahora, época de madurez y quizás de reflexión, miro al pasado con una sonrisa, y disfruto del presente, compartiendo momentos con estos amigos, ya con familias completas, donde siguen apareciendo fruto de la confianza que la convivencia de años da, los mismos gestos y comentarios que hace años nos llevaron a forjar nuestra amistad.
Monday, 15 February 2010
La Experiencia es un Grado
Corría el mes de agosto, o mejor dicho reptaba, pues suele ser un mes pachanguero, ardiente, aburrido y eterno, y ambos compartían un helado de vainilla con nueces de Macadamia en una céntrica avenida de la ciudad, entre reverberante pavimento e hirviente asfalto.
Con cada cucharada, tanto ella como él iban intercambiando frases, elaborando una conversación simplona, tan típica de una tarde de verano donde nadie parece tener prisa ante las longevas horas de sol.
En la conversación, y a pesar de la prohibición que las autoridades competentes habían impuesto con el objetivo de reducir la tórrida temperatura, él pronunció la frase: “La experiencia es un grado”.
Dado que la temperatura ya era extremadamente elevada como para echar leña al fuego con la sancionada frase, esta sentencia fue la última que salió de sus resecos labios antes de caer agotado tras añadirle 10 brillantes e innecesarios grados más a la canícula del momento.
Tengamos en cuenta que entre los dos tenían amplia experiencia (6 años él como promotor inmobiliario y 4 ella como secretaria), lo que resultó en la cifra anteriormente confirmada de 10 grados adicionales.
Moraleja – Antes de hablar, pensemos en la consecuencia de nuestras palabras.
Con cada cucharada, tanto ella como él iban intercambiando frases, elaborando una conversación simplona, tan típica de una tarde de verano donde nadie parece tener prisa ante las longevas horas de sol.
En la conversación, y a pesar de la prohibición que las autoridades competentes habían impuesto con el objetivo de reducir la tórrida temperatura, él pronunció la frase: “La experiencia es un grado”.
Dado que la temperatura ya era extremadamente elevada como para echar leña al fuego con la sancionada frase, esta sentencia fue la última que salió de sus resecos labios antes de caer agotado tras añadirle 10 brillantes e innecesarios grados más a la canícula del momento.
Tengamos en cuenta que entre los dos tenían amplia experiencia (6 años él como promotor inmobiliario y 4 ella como secretaria), lo que resultó en la cifra anteriormente confirmada de 10 grados adicionales.
Moraleja – Antes de hablar, pensemos en la consecuencia de nuestras palabras.
Wednesday, 10 February 2010
Microrrelatos (la secuela)
Dream come True
Pensaba, pensaba y pensaba, llegando a conclusiones que nunca se atrevía a abordar. Abría un libro de viajes y soñaba en ser su protagonista, y se imaginaba descubriendo paisajes y compartiendo momentos.
Pensaba, pensaba y pensaba, y dormía, dormía y dormía, con el libro a medio abrir sobre su pecho. Apenas amanecía, y despertaba a la fría realidad. Soñaba, soñaba y soñaba.
Esa tarde, de regreso a casa, cerró el libro, abrió su maleta, cargó el coche y realizó, realizó y aún sigue realizando todo aquello que antes sólo leía, leía y leía.
Amor Incondicional
Tarde brumosa, fría, tarde de cine. Llegaron a conocerse ignorando la proyección. Salieron de la sala. Ella le prometió amor incondicional. Él la creyó sin condiciones. Una, dos, tres y hasta cuatro citas antes de iniciar el noviazgo. Ella veía y veía películas, y prometía amor incondicional a todos los incondicionales de ella. Ellos la creyeron sin condiciones. Una, dos, tres y hasta cuatro citas antes de iniciar los noviazgos. Él compró un deportivo gasolina de 510CV. Ella disfrutaba. Todos los incondicionales compraron deportivos gasolina de 510CV. Ella disfrutaba. Él y los incondicionales se conocieron y descubrieron la verdad. Todos quedaron en el Circuito del Jarama con ella, con la excusa de poner el deportivo al límite. Él y los incondicionales tuvieron un accidente en el pit lane, justo cuando ella bajaba del deportivo de él. Todos perecieron, hasta el apuntador.
Pensaba, pensaba y pensaba, llegando a conclusiones que nunca se atrevía a abordar. Abría un libro de viajes y soñaba en ser su protagonista, y se imaginaba descubriendo paisajes y compartiendo momentos.
Pensaba, pensaba y pensaba, y dormía, dormía y dormía, con el libro a medio abrir sobre su pecho. Apenas amanecía, y despertaba a la fría realidad. Soñaba, soñaba y soñaba.
Esa tarde, de regreso a casa, cerró el libro, abrió su maleta, cargó el coche y realizó, realizó y aún sigue realizando todo aquello que antes sólo leía, leía y leía.
Amor Incondicional
Tarde brumosa, fría, tarde de cine. Llegaron a conocerse ignorando la proyección. Salieron de la sala. Ella le prometió amor incondicional. Él la creyó sin condiciones. Una, dos, tres y hasta cuatro citas antes de iniciar el noviazgo. Ella veía y veía películas, y prometía amor incondicional a todos los incondicionales de ella. Ellos la creyeron sin condiciones. Una, dos, tres y hasta cuatro citas antes de iniciar los noviazgos. Él compró un deportivo gasolina de 510CV. Ella disfrutaba. Todos los incondicionales compraron deportivos gasolina de 510CV. Ella disfrutaba. Él y los incondicionales se conocieron y descubrieron la verdad. Todos quedaron en el Circuito del Jarama con ella, con la excusa de poner el deportivo al límite. Él y los incondicionales tuvieron un accidente en el pit lane, justo cuando ella bajaba del deportivo de él. Todos perecieron, hasta el apuntador.
Estulticia Educativa
Nunca fue un gran deportista, al menos nunca destacó en la práctica de los estúpidos deportes de contacto que su estúpido profesor, otrora locutor de hípica en una detestable emisora de radio, en su infancia le proponía. Así, fracasó al menos en judo, kárate, fútbol, voleibol y baloncesto. Ahora, tras optar libremente por su deporte favorito, probablemente su vocación y sin duda alguna su pasión, esquía en el Tourmalet, haciendo los mejores tiempos en los descensos que se abren ante él.
Moraleja y mensaje para profesores engreídos: no califiquéis a un niño por su poco gusto por unas determinadas actividades, pues siendo impuestas por gusto ajeno, no implican aceptación, y mucho menos formarán parte de la Felicidad de él.
Resultado: ese niño, es hoy un adulto que tiembla ante el mero hecho de elegir educadores (demostrada la estulticia suprema de ellos) para su bebé.
Nunca fue un gran deportista, al menos nunca destacó en la práctica de los estúpidos deportes de contacto que su estúpido profesor, otrora locutor de hípica en una detestable emisora de radio, en su infancia le proponía. Así, fracasó al menos en judo, kárate, fútbol, voleibol y baloncesto. Ahora, tras optar libremente por su deporte favorito, probablemente su vocación y sin duda alguna su pasión, esquía en el Tourmalet, haciendo los mejores tiempos en los descensos que se abren ante él.
Moraleja y mensaje para profesores engreídos: no califiquéis a un niño por su poco gusto por unas determinadas actividades, pues siendo impuestas por gusto ajeno, no implican aceptación, y mucho menos formarán parte de la Felicidad de él.
Resultado: ese niño, es hoy un adulto que tiembla ante el mero hecho de elegir educadores (demostrada la estulticia suprema de ellos) para su bebé.
Microrrelatos
Hit the Road Jack
Y Jack, víctima de la desesperanza que su entorno le producía, cargó su pequeña mochila con lo justo y necesario, y tras borrar por completo todos los vínculos que alguna vez le unieron al mundo conocido, tomó el único camino que le conducía a la Felicidad, dejando a su espalda el ardiente sol.
Afrontando Turbulencias
El aprendiz de piloto, tras ser preguntado durante su entrevista por la directora del departamento de recursos humanos sobre la manera en que afrontaría una tormenta tropical, afirmó orgulloso, dado su pasado militar, que sin dudarlo atravesaría la misma con pulso firme, sin pestañear.
Acto seguido, ella puso frente a sus ojos el historial profesional de él, y con la misma mano firme que él ofrecía, hizo mil pedazos el documento, mandándole a engrosar los 4.300.000 desempleados que ya esperaban indefensos en la calle.
Efecto Mariposa
Hace muchos, muchos años, un señor llamado A. Greenspan, fruto de una advertencia sanitaria posteriormente demostrada falsa, creyó haberse contagiado de una terrible gripe. Llegado el día, estornudó. Unas horas después el índice selectivo español de Bolsa conocido como IBEX 35 sufría uno de los mayores descalabros de su breve historia, dando al traste con miles de esperanzas y millones de euros de aquellos especuladores que pretendieron hacer un dinero fácil, no originado por el sudor de su frente, pero sí por el sudor del de enfrente.
Y Jack, víctima de la desesperanza que su entorno le producía, cargó su pequeña mochila con lo justo y necesario, y tras borrar por completo todos los vínculos que alguna vez le unieron al mundo conocido, tomó el único camino que le conducía a la Felicidad, dejando a su espalda el ardiente sol.
Afrontando Turbulencias
El aprendiz de piloto, tras ser preguntado durante su entrevista por la directora del departamento de recursos humanos sobre la manera en que afrontaría una tormenta tropical, afirmó orgulloso, dado su pasado militar, que sin dudarlo atravesaría la misma con pulso firme, sin pestañear.
Acto seguido, ella puso frente a sus ojos el historial profesional de él, y con la misma mano firme que él ofrecía, hizo mil pedazos el documento, mandándole a engrosar los 4.300.000 desempleados que ya esperaban indefensos en la calle.
Efecto Mariposa
Hace muchos, muchos años, un señor llamado A. Greenspan, fruto de una advertencia sanitaria posteriormente demostrada falsa, creyó haberse contagiado de una terrible gripe. Llegado el día, estornudó. Unas horas después el índice selectivo español de Bolsa conocido como IBEX 35 sufría uno de los mayores descalabros de su breve historia, dando al traste con miles de esperanzas y millones de euros de aquellos especuladores que pretendieron hacer un dinero fácil, no originado por el sudor de su frente, pero sí por el sudor del de enfrente.
Tuesday, 9 February 2010
Libros Prescindibles
Y a vueltas con la lectura, los dos libros que de momento he rechazado leer al completo esta semana son: “Dulce Hogar. Un retorno a lo esencial”, de Mey Zamora y “Al otro lado del Canal”, de Julian Barnes.
El primero lo elegí para cubrir mi expectativa de conocer una forma, en principio magnífica e innovadora a juzgar por las críticas de conciliar la vida laboral con la del hogar y familia, pero en las primeras páginas ya confirmo que es sólo un tratado de limpieza del hogar, describiendo hasta el mínimo detalle la agenda laboral de esta autora, desde la limpieza del baño a la encimera de la cocina… en definitiva, un coñazo.
El segundo, y tras leer “Metrolandia”, a mi juicio, un libro más (sin más diría más bien), lo elegí por esperar más de este autor (desconfía de las recomendaciones), y sinceramente, son un montón de cuentos sin sal, sin incentivo para ser leídos y con una conexión laxa… es decir, si junto las entradas de mi blog (conexión: mis experiencias, lecturas, etc.) y las edito, terminaríamos por crear algo similar. Pero eso sí, mi estilo de redacción es infinitamente más dicharachero, ¿verdad?.
El primero lo elegí para cubrir mi expectativa de conocer una forma, en principio magnífica e innovadora a juzgar por las críticas de conciliar la vida laboral con la del hogar y familia, pero en las primeras páginas ya confirmo que es sólo un tratado de limpieza del hogar, describiendo hasta el mínimo detalle la agenda laboral de esta autora, desde la limpieza del baño a la encimera de la cocina… en definitiva, un coñazo.
El segundo, y tras leer “Metrolandia”, a mi juicio, un libro más (sin más diría más bien), lo elegí por esperar más de este autor (desconfía de las recomendaciones), y sinceramente, son un montón de cuentos sin sal, sin incentivo para ser leídos y con una conexión laxa… es decir, si junto las entradas de mi blog (conexión: mis experiencias, lecturas, etc.) y las edito, terminaríamos por crear algo similar. Pero eso sí, mi estilo de redacción es infinitamente más dicharachero, ¿verdad?.
Habemus Nomen!
Buenos días,
Como muy bien titula la entrada del blog, "Tenemos Nombre", después de haber asistido ayer a la ecografía mensual con mi mujer.
Finalmente, y a juzgar por el apéndice mostrado en la eco (la doctora lo aseguró con tal énfasis que prometió cambiarse el nombre si no fuera niño), el bebé es un pitufo, y como corresponde a nuestro "acuerdo", se llamará Iñigo, en recuerdo del hermano de mi mujer, fallecido a muy temprana edad.
Por lo tanto, la búsqueda de ropa, juguetes y demás, van dirigidos al enano en lugar de a la enana así que cambiaremos aquellos lazos rosas que algunas de las ropas ya compradas mostraban por lazos más adecuados o tradicionales, como los azules.
También se facilita enormemente mi labor de compartir hobbies, pues se entiende que como buen enano, gustará de carreras de Scalextric, de un buen maquetón de trenes, de paddle y esquí.
El enano movía sus piernas y cabeza y parecía sanote, cómodo y feliz. Así que, aquí te esperamos Iñigo. Cumple tus 9 meses, y sin prisa pero sin pausa chaval, y bienvenido.
Como muy bien titula la entrada del blog, "Tenemos Nombre", después de haber asistido ayer a la ecografía mensual con mi mujer.
Finalmente, y a juzgar por el apéndice mostrado en la eco (la doctora lo aseguró con tal énfasis que prometió cambiarse el nombre si no fuera niño), el bebé es un pitufo, y como corresponde a nuestro "acuerdo", se llamará Iñigo, en recuerdo del hermano de mi mujer, fallecido a muy temprana edad.
Por lo tanto, la búsqueda de ropa, juguetes y demás, van dirigidos al enano en lugar de a la enana así que cambiaremos aquellos lazos rosas que algunas de las ropas ya compradas mostraban por lazos más adecuados o tradicionales, como los azules.
También se facilita enormemente mi labor de compartir hobbies, pues se entiende que como buen enano, gustará de carreras de Scalextric, de un buen maquetón de trenes, de paddle y esquí.
El enano movía sus piernas y cabeza y parecía sanote, cómodo y feliz. Así que, aquí te esperamos Iñigo. Cumple tus 9 meses, y sin prisa pero sin pausa chaval, y bienvenido.
Monday, 8 February 2010
De Lecturas y Algo del Mundo (Álvaro Mutis)
Entre los libros que leo actualmente, me quedo sin duda con el titulado “De lecturas y algo del mundo”, escrito por Álvaro Mutis. El libro, recoge un conjunto de artículos publicados en los años 80 y 90, que sirven ante todo para conocer de primera mano los principales asuntos de relevancia en aquellas décadas, años en los que estaba demasiado pendiente de mi “acné” como para preocuparme del resto de la sociedad, razón por la cual intento ponerme al día ahora que mi piel ha dejado de ser la prioridad, mientras empiezan a serlo las primeras canas.
Dejando a un lado las bromas, sinceramente me parece un gran autor y un excelente libro, donde da a conocer sus autores preferidos (he tomado buena nota para continuar optimizando mis gustos literarios), y cita las principales preocupaciones de aquellos años, preocupaciones y críticas de entre las que me quedo con las críticas a la propia región donde el autor reside y las alabanzas a la Familia Real Española, concretamente en el saber hacer y estar del Rey Juan Carlos I.
En definitiva, un muy buen libro, fácil de leer dada su exposición en breves artículos de prensa, y de gran utilidad para confirmar que los asuntos relevantes de aquella época siguen estando de actualidad, quizás en otras localizaciones geográficas, pero de orígenes similares.
Dejando a un lado las bromas, sinceramente me parece un gran autor y un excelente libro, donde da a conocer sus autores preferidos (he tomado buena nota para continuar optimizando mis gustos literarios), y cita las principales preocupaciones de aquellos años, preocupaciones y críticas de entre las que me quedo con las críticas a la propia región donde el autor reside y las alabanzas a la Familia Real Española, concretamente en el saber hacer y estar del Rey Juan Carlos I.
En definitiva, un muy buen libro, fácil de leer dada su exposición en breves artículos de prensa, y de gran utilidad para confirmar que los asuntos relevantes de aquella época siguen estando de actualidad, quizás en otras localizaciones geográficas, pero de orígenes similares.
Tuesday, 2 February 2010
White Paradise La Pinilla
Buenos días,
Ayer disfruté de muy buena nieve en La Pinilla después de disfrutar de abundante Powder en La Mongie.
Admirable el buen trabajo que realizan en esta coqueta estación de la Sierra de Ayllón para mantener las pistas en forma.
Quiero reflejar con las fotos que he seleccionado, de entre bastantes más, el buen estado de las pistas, el precioso día de invierno, con nieve reciente, caída en la noche anterior, y ante todo mi disfrute de la nieve, donde sólo esquiabamos unos "Elegidos", como corresponde a un lunes.
Os dejo con los bellos escenarios de la Sierra de Ayllón, con la primera foto, realizada en la cima de descenso del Testero.
La siguiente foto esta también tomada desde el Testero, con vistas del Valle de Riaza al fondo.
Ayer disfruté de muy buena nieve en La Pinilla después de disfrutar de abundante Powder en La Mongie.
Admirable el buen trabajo que realizan en esta coqueta estación de la Sierra de Ayllón para mantener las pistas en forma.
Quiero reflejar con las fotos que he seleccionado, de entre bastantes más, el buen estado de las pistas, el precioso día de invierno, con nieve reciente, caída en la noche anterior, y ante todo mi disfrute de la nieve, donde sólo esquiabamos unos "Elegidos", como corresponde a un lunes.
Os dejo con los bellos escenarios de la Sierra de Ayllón, con la primera foto, realizada en la cima de descenso del Testero.
La siguiente foto esta también tomada desde el Testero, con vistas del Valle de Riaza al fondo.
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