¿Es un buen comienzo?

Subo hoy un intento de comienzo de mi nuevo libro, de momento aún sin título en mente. Espero sea de vuestro gusto.

La semana laboral acariciaba su fin, y aunque el jueves había sido un día caótico en la oficina, acompañado por una fría lluvia en lo meteorológico, Javier había regresado a casa a tiempo de disfrutar de una cerveza y de compartir la cena con su familia. Como un ritual repetido diariamente, siempre que Javier finalizaba su jornada de trabajo, cambiaba su ropa formal por un cómodo chándal, y sus cuidados zapatos de piel negra por unas zapatillas de deporte, mientras se dirigía a la cocina, hablaba algunos minutos con su mujer para ponerse al día y abría la nevera para coger una cerveza.

Nada más sentarse en su sillón favorito y abrir uno de los varios libros que leía en aquel momento, recibió la llamada de teléfono de Gerardo, amigo desde las primeras correrías de adolescencia. Tanto Javier como Gerardo estaban ya rozando la cuarentena, y mientras que Javier estaba felizmente casado con Marta y había conseguido formar una familia junto a sus dos hijos y disfrutar de un trabajo considerablemente estable, Gerardo estaba pasando una mala época y no parecía acertar a enderezar el rumbo equivocado que su vida familiar había tomado.

Javier descolgó el teléfono, y Gerardo le saludó:

- Javier, ¿cómo estás? Imaginaba que estarías ya en casa y pensé en pasar a veros
- Gerardo, ¡qué sorpresa! Pues no sé, bueno, en principio no he hablado con Marta y no parece que haya demasiados planes previstos así que vente y cenamos juntos. ¿Hay algo que vaya mal con tu chica?
- Pues ya sabes, en los dos últimos meses y a raíz de su infidelidad confesada hemos ido distanciándonos un poco más…
- OK, entiendo, veo que necesitas un momento de compañía y conversación. Venga, no hablemos más, te esperamos a cenar, y ya sabes, no te demores demasiado que Marta lleva un rato largo en la cocina y me parece que en breve me reclamará para preparar la mesa y avisar a los enanos
- ¡Perfecto! Nos vemos ahora mismo Javier

Javier dejó sobre la pequeña mesita junto al sillón la cerveza apenas empezada y el libro, abierto por la última página leída y se dirigió de nuevo a la cocina, donde encontró a Marta afanándose en la preparación de una gran ensalada de tomate y bonito y una pizza gigante, de las que tanto gustaban a las niños.

Javier comentó a Marta la llegada en breve de Gerardo:

- Marta, Gerardo acaba de llamarnos y le he invitado a cenar. Ya sabes, parece algo agobiado con sus temas de pareja. Prepararé otro cubierto para él, ¿te parece?
- ¡No hay problema!, pero recuerda que mañana se impone otro madrugón para llevar a Alicia e Iñigo al colegio y después ir al trabajo. Si quieres, saca una botellita de ese vino que tanto le gusta a Gerardo. Creo que la tarde se va a alargar cuando nos ponga al día sobre su relación con Silvia

Sin perder más tiempo, Javier empezó a rebuscar en la cocina todo lo necesario para recibir a su buen amigo, y dispuso la mesa de forma que se sintiera parte de la familia. Acto seguido, subió a por los niños, que jugaban tranquilamente en su habitación con algunos peluches que sus abuelos les habían comprado en la visita del fin de semana pasado, y los bajó al salón, donde los sentó en sus correspondientes tronas para darles la cena antes de recibir a Gerardo.

A los pocos minutos de finalizar sus postres, Javier cargó con sus hijos, cada uno debajo de sus brazos, para llevarlos a la cama tras lavarse los dientes. En estas tareas estaba cuando sonó el timbre de la puerta. Marta dio una voz desde la cocina:

- Cariño, por favor, baja a abrir la puerta. Creo que Gerardo ya está aquí

Y hasta aquí debo leer pues no hay mucho más revisado. Un abrazo. Antonio (Zaloette)