Tuesday 9 August 2011

Havre de Paix!

La vida es dura, debe serlo sí, a juzgar por el modo de enfrentarla por parte de muchas personas que observo. Soy obsesivo, analítico, un poco loco tal vez, cada vez más, y repaso meticulosamente mi estilo de vida, que dista al menos millones de años luz de ser una perfecta aventura, pero cuanto más observo a los demás, más identifico patrones similares en el comportamiento humano, todos ellos detestables a mi juicio, y creo que poco relacionados con nuestro origen genético, y mucho con nuestra educación.

Y es que sus vidas deben ser duras, sí, jornadas interminables en el trabajo, donde si han llegado a ser algo de acuerdo con la definición de “ser algo en esta vida” que establecen los estándares productivos, es a costa de no tener escrúpulos ni vida privada y disponer de brutalidad suficiente para conseguirlo; con cada fin de jornada intentan olvidar, no saben qué hacer, sedados en alcohol, recogiendo a sus huestes de tanta jornada extraescolar, guarderías 24x7, ballet, judo, idiomas, mierdas y demás zarandajas. ¿Te suena? Dime una cosa, ¿es tan distinta mi descripción a lo que observas en tu entorno? No debería serlo si habitas en una gran ciudad, competitiva, el Le Mans del mercado laboral, el cementerio de las ilusiones, la hoguera de las vanidades en definitiva.

Pero llega el fin de semana, las vacaciones, cualquier pequeño momento de vida en familia y aquí les tenemos de nuevo, sin saber compartir, fuera de lugar… ¿quiénes son mis hijos?, ¿qué hago con mi pareja?, ¡joder, en casa no soy nadie! Aparquemos otra vez a nuestros niños, hay unos campamentos en León que después enganchan con otros en Segovia, y así podremos estar solos dos semanas, será como vivir de nuevo nuestra soltería, ¿te acuerdas cariño? Y llegan las putas y esperadas dos semanas, y ¿qué hacemos juntos?, ¿qué tenemos en común? Tu proyecto no es el mío, tú trabajas como directora de RRHH y yo como gerente de cuentas en una consultora, y menuda cuenta, ni más ni menos que Telefónica, la super-empresa del famoso ERE; ¿de qué podemos hablar?, ¿cuáles son nuestros planes? Tenemos dos hijos, una casa en la montaña y otra en la ciudad. Estamos yo ya en los cuarenta, y tu en la mitad de los 30. ¿Es esto lo que queríamos? Nuestros trabajos son estables, tanto como las agencias de rating y los grandes fondos de inversión nos lo permiten, sí, es cierto. ¿Qué más proyectos tenemos? ¿Esperamos a jubilarnos? ¿Nos retiramos a la montaña llegado ese momento? ¡Joder, qué bonito es todo esto!

Y mientras tanto, ¿qué hacemos con los niños?, ¿dónde pasamos las Navidades?, ¿libra tu madre este año?, los míos creo que salen esos días. Y buscas en Internet un paraíso, un “havre de paix” que creo dicen los franceses, y lo encuentras, una y otra vez. ¿Viajamos?, ¿conocemos el lugar? Quizás merezca la pena. Otros, unos pocos, toman la iniciativa, marchan ante tus ojos, uno a Australia, otro a USA, ¿en pos de su “havre de paix”?; ¿lo conseguirán?

2 comments:

Lola Fontecha said...

Son personas que viven para trabajar y cuando "la vida" se les pone delante no saben que hacer con ella............ hay gente para todo jejejejeje. Un beso desde los calores de Jaén

zaloette said...

Buenos días Lola!

Son un muermo de gente o al menos me lo parecen.

Besos desde el cálido Madrid jejeje.

Antonio