Una parada al sol de La Fonda, en la plaza de Riaza a mediodía. Se unieron tres amigos y acordamos disfrutar de la comida en Madriguera, diminuto y precioso pueblo de Segovia, cercano a la Sierra de Ayllón. El sitio es parte de los pueblos denominados “de arquitectura roja”, y es que sus casas, de fachadas recubiertas de arcilla tienen un maravilloso tono rojizo que casi llega a confundirlas con las colinas que rodean el lugar.
Hace sólo dos años que frecuento este lugar, pero qué cambios disfruta. Sinceramente, creo que entra el dinero y los sitios así reviven. La fisonomía del pueblo se altera, desaparecen las calles de tierra bajo bellos empedrados que respetan y mejoran el aspecto rural del lugar.
Visitamos el restaurante “La Pizarrera”, un pequeño salón en la planta a pie de calle de otra preciosa casa típica. La comida, aunque sencilla (ensaladas, carnes, ropavieja, etc.), es sencillamente perfecta, y el vino que disfruto es igualmente un placer. Al entrar, un entorno cálido nos recibe, y nuestra mesa espera junto a una chisporroteante chimenea, y nos alegramos de haber realizado la reserva pues el restaurante está lleno.
“La Pizarrera” es sin lugar a dudas un sitio muy recomendable, para disfrutar en un frío día de invierno del calor y sabor de una buena cocina.
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Monday, 14 November 2011
Monday, 14 June 2010
Promenades de WE
Paseos de fin de semana por las cercanías de la Sierra de Ayllón, esta vez por su vertiente sur, saltando a la provincia de Guadalajara.
Cruzo el Hayedo de Pedrosa, desde donde asciendo siguiendo un rápido arroyuelo, el que se despeña a mi izquierda, mientras que a mi derecha encuentro un ancho caos de piedras.
Alcanzo el Puerto de la Quesera a poco más de 1700msnm y descubro algunos interesantes caminos que guardo en mi memoria para próximas excursiones y llegamos a los pequeños pueblos de la Sierra de Guadalajara.
Entre ellos he descubierto pueblos hermosos, de esa arquitectura que denominan negra por el color de sus construcciones. Espectaculares sus tejados, con una estructura que nunca antes había visto… aunque discúlpenme si sigo manteniendo mi gusto por los preciosos “pignons à redents” (http://fr.wikipedia.org/wiki/Pignon_%C3%A0_redents) de las granjas de los valles Franceses del Pirineo.
Charlé con aquella mujer que nos atendió en un pequeño restaurante y comenté con ella la huida de algunos valientes privilegiados, que abandonaron Madrid y poco a poco recuperan estas regiones, a pesar de que en algunas de ellas ni llega la luz ni el agua por los conductos que estamos acostumbrados. De esta conversación me quedo con un dato: en 3 años, el colegio más cercano atiende a más de 20 alumnos, tras el mínimo de 11 alcanzado en 2007. Siempre me parece una buena noticia sin duda el abandono de parte de la población de las masificadas ciudades.
Nos acompañaban algunos familiares, y el comentario a tiempo de mi suegro volvió a despertar mis sensaciones de huida del tiempo y deseos encontrados... otra vez el enfrentamiento entre mi lado “verde” y mi insistente “responsable urbanita”. Comentaba cómo debía ser el día a día en pueblos como aquellos, donde sólo se imaginaba encerrado, escribiendo un libro durante horas en esas pequeñas y bellas casas de piedra con pequeños terrenos colindantes a modo de coqueto jardín o cuidado huerto. Yo me imaginaba aislado, como aquella sensación de hace dos años cuando mirábamos terrenos y granjas en La Seoube para establecer allí nuestra residencia, y adivinaba mis días de disfrute calzándome las tablas a la puerta de casa… sueño que debe esperar… pero no quiero.
¿Cómo?, ese sueño lo mantengo, y me imagino encerrado en esas preciosas casas, escribiendo sin parar, disfrutando de largos paseos en la montaña, hoy sobre la nieve, mañana junto a estruendoso río, al día siguiente sobre un intenso verde prado y siempre rodeado de naturaleza… pero claro, como creo recordar y espero que con buena memoria, W.G. Sebald escribe en alguno de sus libros (tal vez en Los Anillos de Saturno) que la Naturaleza no es siempre romántica y bella como la sueña un tipo de ciudad como yo, y también tiene sus “aquellos” complicados, pero de momento y desde mi disfrute intermitente de la misma sólo se me antoja bella en su totalidad.
Bueno, sea como fuere, traigo buenos recuerdos del fin de semana, aunque nulas fotos pues olvidé mi cámara.
Cruzo el Hayedo de Pedrosa, desde donde asciendo siguiendo un rápido arroyuelo, el que se despeña a mi izquierda, mientras que a mi derecha encuentro un ancho caos de piedras.
Alcanzo el Puerto de la Quesera a poco más de 1700msnm y descubro algunos interesantes caminos que guardo en mi memoria para próximas excursiones y llegamos a los pequeños pueblos de la Sierra de Guadalajara.
Entre ellos he descubierto pueblos hermosos, de esa arquitectura que denominan negra por el color de sus construcciones. Espectaculares sus tejados, con una estructura que nunca antes había visto… aunque discúlpenme si sigo manteniendo mi gusto por los preciosos “pignons à redents” (http://fr.wikipedia.org/wiki/Pignon_%C3%A0_redents) de las granjas de los valles Franceses del Pirineo.
Charlé con aquella mujer que nos atendió en un pequeño restaurante y comenté con ella la huida de algunos valientes privilegiados, que abandonaron Madrid y poco a poco recuperan estas regiones, a pesar de que en algunas de ellas ni llega la luz ni el agua por los conductos que estamos acostumbrados. De esta conversación me quedo con un dato: en 3 años, el colegio más cercano atiende a más de 20 alumnos, tras el mínimo de 11 alcanzado en 2007. Siempre me parece una buena noticia sin duda el abandono de parte de la población de las masificadas ciudades.
Nos acompañaban algunos familiares, y el comentario a tiempo de mi suegro volvió a despertar mis sensaciones de huida del tiempo y deseos encontrados... otra vez el enfrentamiento entre mi lado “verde” y mi insistente “responsable urbanita”. Comentaba cómo debía ser el día a día en pueblos como aquellos, donde sólo se imaginaba encerrado, escribiendo un libro durante horas en esas pequeñas y bellas casas de piedra con pequeños terrenos colindantes a modo de coqueto jardín o cuidado huerto. Yo me imaginaba aislado, como aquella sensación de hace dos años cuando mirábamos terrenos y granjas en La Seoube para establecer allí nuestra residencia, y adivinaba mis días de disfrute calzándome las tablas a la puerta de casa… sueño que debe esperar… pero no quiero.
¿Cómo?, ese sueño lo mantengo, y me imagino encerrado en esas preciosas casas, escribiendo sin parar, disfrutando de largos paseos en la montaña, hoy sobre la nieve, mañana junto a estruendoso río, al día siguiente sobre un intenso verde prado y siempre rodeado de naturaleza… pero claro, como creo recordar y espero que con buena memoria, W.G. Sebald escribe en alguno de sus libros (tal vez en Los Anillos de Saturno) que la Naturaleza no es siempre romántica y bella como la sueña un tipo de ciudad como yo, y también tiene sus “aquellos” complicados, pero de momento y desde mi disfrute intermitente de la misma sólo se me antoja bella en su totalidad.
Bueno, sea como fuere, traigo buenos recuerdos del fin de semana, aunque nulas fotos pues olvidé mi cámara.
Thursday, 22 April 2010
Tuesday, 6 April 2010
Semana Santa en la Sierra de Ayllón
Días de descanso, muy necesarios, disfrutados en la Sierra de Ayllón y aprovechados paseando por pueblos como Riaza, Madriguera y Martín Muñoz de Ayllón, todos ellos literalmente subidos a las faldas de la Sierra de Ayllón.
¿Anécdotas? Traigo alguna que otra, pero si me permites, destaco la visita al pequeño y muy coqueto pueblo de Madriguera, donde visitamos su Iglesia, Templo que habíamos encontrado cerrado siempre anteriormente.
Felizmente coincidimos con dos personas que habían abierto el Templo para celebrar la misa de las 1700 horas. Narraron de forma detallada la historia del pueblo, lugar de origen de pequeños prestamistas y por lo tanto con un origen económicamente muy fértil, hasta que hace años los nacidos allí abandonaron el pueblo en busca de la gran ciudad, dado el abandono de los métodos acostumbrados de la agricultura en favor de la búsqueda de nuevas formas de riqueza, y vendieron sus enormes casas a aquellos amantes de la zona como yo mismo humildemente me considero.
Hoy, con un número de habitantes que ronda las 30 almas, es una aldea enclavada en la ruta de los Pueblos Rojos, nombre que recibe en préstamo dado el color de sus construcciones, a su vez originada en la pigmentación rojiza de la tierra circundante.
Retomando mi anécdota, y tras un breve paseo, prometimos regresar a la Iglesia, y me felicito de haberlo hecho así, pues durante el sermón, me consultaron si quería participar en la Procesión, y aunque nunca lo había hecho antes de esta manera, decidí “sumergirme” en las pocas costumbres del pueblo que parecen sobrevivir y participé en el portado del paso de la Virgen mientras mi mujer, embazada de nuestro pequeño Marcos Iñigo tomaba algunas fotografías.
De momento, sólo puedo comprometerme a encontrar un hueco en mi agenda y subir estos momentos congelados en imágenes de nuestros días en la Sierra de Ayllón, que espero hagan las delicias de aquellos que quieran visitar el Blog.
¿Anécdotas? Traigo alguna que otra, pero si me permites, destaco la visita al pequeño y muy coqueto pueblo de Madriguera, donde visitamos su Iglesia, Templo que habíamos encontrado cerrado siempre anteriormente.
Felizmente coincidimos con dos personas que habían abierto el Templo para celebrar la misa de las 1700 horas. Narraron de forma detallada la historia del pueblo, lugar de origen de pequeños prestamistas y por lo tanto con un origen económicamente muy fértil, hasta que hace años los nacidos allí abandonaron el pueblo en busca de la gran ciudad, dado el abandono de los métodos acostumbrados de la agricultura en favor de la búsqueda de nuevas formas de riqueza, y vendieron sus enormes casas a aquellos amantes de la zona como yo mismo humildemente me considero.
Hoy, con un número de habitantes que ronda las 30 almas, es una aldea enclavada en la ruta de los Pueblos Rojos, nombre que recibe en préstamo dado el color de sus construcciones, a su vez originada en la pigmentación rojiza de la tierra circundante.
Retomando mi anécdota, y tras un breve paseo, prometimos regresar a la Iglesia, y me felicito de haberlo hecho así, pues durante el sermón, me consultaron si quería participar en la Procesión, y aunque nunca lo había hecho antes de esta manera, decidí “sumergirme” en las pocas costumbres del pueblo que parecen sobrevivir y participé en el portado del paso de la Virgen mientras mi mujer, embazada de nuestro pequeño Marcos Iñigo tomaba algunas fotografías.
De momento, sólo puedo comprometerme a encontrar un hueco en mi agenda y subir estos momentos congelados en imágenes de nuestros días en la Sierra de Ayllón, que espero hagan las delicias de aquellos que quieran visitar el Blog.
Tuesday, 30 March 2010
A few projects slowed down to a halt? En el breve plazo quizá
Parecen desmontarse algunos de mis proyectos en el corto plazo, o cuanto menos, posponerse en el tiempo.
He iniciado algunas gestiones días atrás, tanto para considerar la posibilidad de localizar mi vida en el archipiélago de Saint-Pierre-et-Miquelon o en el pueblo finlandés de Levi, pero los trámites que debo seguir y la atención que los mismos me demandan es más de la que sinceramente puedo dedicar en estos momentos, meses antes de, Dios mediante, llegar a ser padre de Marcos Iñigo (sí, finalmente hemos descubierto que nuestra espera tiene forma de niño y no de niña, lo que se traduce en que debes lector reemplazar el nombre de Alicia en aquellas entradas del Blog donde se citaba).
De momento, por lo tanto y hasta nueva decisión, aparco estos proyectos sine die, y probablemente la única causa de un temprano re-arranque sería el establecimiento de contacto por cualquier de las partes con las que me apoyé tiempo atrás.
Ahora, ante la oferta de lanzamiento de un establecimiento hostelero en un pequeño pueblo de la Sierra de Ayllón, me planteo el esfuerzo de ponerlo en marcha, pero no parezco disponer de la “fuerza laboral” suficiente para realizarlo. Pienso y pienso y re-pienso. ¿Solución? Sigo considerándola porque mi inquietud me lleva a emprender en muchas de las ocasiones proyectos a los que quizá deba renunciar al poco tiempo de haberlos emprendido, pero mi naturaleza me impide quedarme quieto… culo de mal asiento que diría mi abuela.
De momento, cualquier comentario que tú lector puedas hacerme llegar será bienvenido.
He iniciado algunas gestiones días atrás, tanto para considerar la posibilidad de localizar mi vida en el archipiélago de Saint-Pierre-et-Miquelon o en el pueblo finlandés de Levi, pero los trámites que debo seguir y la atención que los mismos me demandan es más de la que sinceramente puedo dedicar en estos momentos, meses antes de, Dios mediante, llegar a ser padre de Marcos Iñigo (sí, finalmente hemos descubierto que nuestra espera tiene forma de niño y no de niña, lo que se traduce en que debes lector reemplazar el nombre de Alicia en aquellas entradas del Blog donde se citaba).
De momento, por lo tanto y hasta nueva decisión, aparco estos proyectos sine die, y probablemente la única causa de un temprano re-arranque sería el establecimiento de contacto por cualquier de las partes con las que me apoyé tiempo atrás.
Ahora, ante la oferta de lanzamiento de un establecimiento hostelero en un pequeño pueblo de la Sierra de Ayllón, me planteo el esfuerzo de ponerlo en marcha, pero no parezco disponer de la “fuerza laboral” suficiente para realizarlo. Pienso y pienso y re-pienso. ¿Solución? Sigo considerándola porque mi inquietud me lleva a emprender en muchas de las ocasiones proyectos a los que quizá deba renunciar al poco tiempo de haberlos emprendido, pero mi naturaleza me impide quedarme quieto… culo de mal asiento que diría mi abuela.
De momento, cualquier comentario que tú lector puedas hacerme llegar será bienvenido.
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Monday, 8 March 2010
Esquiando en La Pinilla
El sábado intenté esquiar en La Pinilla, pero después del madrugón y de algunas piruetas de patinaje camino de la montaña, me anunciaron en la misma base que no abrirían el acceso debido al fuerte viento que soplaba en la Sierra de Ayllón. La nieve caía con intensidad a primera hora de la mañana, así que me despedí de La Pinilla soñando con un mejor día de nieve el domingo.
De nuevo, madrugué al día siguiente para desayunar y revisar el tiempo. Fuera de casa llovía débilmente y me cuestionaba si era buena idea intentar aprovechar el día esquiando en la montaña.
Desayuné, me vestí sin prisa y emprendí camino de La Pinilla, donde unos pocos amantes de la nieve estábamos dispuestos a disfrutar de nuestro deporte favorito.
Desayuné (e iban 2) en la cafetería, mientras esperaba a la apertura de los accesos y tan pronto abrieron los mismos cogí el telesilla para ascender a la cota 1800.
Aunque en los primeros momentos caía una fina aguanieve que hacía complicado esquiar en las cotas más bajas, el panorama cambió de repente, pasando a nevar copiosamente, lo que me permitió descender en una nieve que iba mejorando de estado en las pistas de El Testero y El Chozo, pues no puedo decir lo mismo de la pista de El Retorno, donde a pesar de la nevada no mejoró la calidad de la base.
A modo de grato resumen, sin lugar a dudas me quedo con los momentos más divertidos, "premios que otorgo” a los descensos de las pistas de El Chozo y El Corzo, pista esta última que estaba sin pisar, lo que facilitó el disfrute de abundante nieve polvo, zigzagueando en esta estrecha pero atractiva pista rodeada a ambos lados por preciosos pinos cubiertos de nieve.
Y de cara al próximo fin de semana, y aunque el mismo parezca distante: aparentemente las temperaturas respetarán el manto blanco, razón por la que mantengo la esperanza de poder continuar disfrutando de la temporada en una de las estaciones que menos nieve está recibiendo este año, a pesar del fantástico invierno de frío que estamos disfrutando.
De nuevo, madrugué al día siguiente para desayunar y revisar el tiempo. Fuera de casa llovía débilmente y me cuestionaba si era buena idea intentar aprovechar el día esquiando en la montaña.
Desayuné, me vestí sin prisa y emprendí camino de La Pinilla, donde unos pocos amantes de la nieve estábamos dispuestos a disfrutar de nuestro deporte favorito.
Desayuné (e iban 2) en la cafetería, mientras esperaba a la apertura de los accesos y tan pronto abrieron los mismos cogí el telesilla para ascender a la cota 1800.
Aunque en los primeros momentos caía una fina aguanieve que hacía complicado esquiar en las cotas más bajas, el panorama cambió de repente, pasando a nevar copiosamente, lo que me permitió descender en una nieve que iba mejorando de estado en las pistas de El Testero y El Chozo, pues no puedo decir lo mismo de la pista de El Retorno, donde a pesar de la nevada no mejoró la calidad de la base.
A modo de grato resumen, sin lugar a dudas me quedo con los momentos más divertidos, "premios que otorgo” a los descensos de las pistas de El Chozo y El Corzo, pista esta última que estaba sin pisar, lo que facilitó el disfrute de abundante nieve polvo, zigzagueando en esta estrecha pero atractiva pista rodeada a ambos lados por preciosos pinos cubiertos de nieve.
Y de cara al próximo fin de semana, y aunque el mismo parezca distante: aparentemente las temperaturas respetarán el manto blanco, razón por la que mantengo la esperanza de poder continuar disfrutando de la temporada en una de las estaciones que menos nieve está recibiendo este año, a pesar del fantástico invierno de frío que estamos disfrutando.
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