Tuesday, 6 April 2010

Insomnio

Estos días atrás y por orígenes que son esquivos con mi entendimiento, no logro atrapar el sueño de forma profunda, y así mis noches se suceden en desvelo.

Por este motivo me levanto en medio de la oscuridad y el silencio de mi hogar, de manera discreta, intentando no alterar el sueño de mi mujer y mi bebé (sí, van juntos de momento, en un mismo “pack”), y me acerco a la librería de mi cuarto de lectura a rebuscar entre textos ya deleitados para hacer de mis noches de insomnio un momento de disfrute.

Y en estas actividades andaba yo el pasado fin de semana, sufriendo uno de esos momentos de desvelo cuando seleccioné el libro “Historias de Nueva York” del autor Enric González, narración ya leída años atrás pero que vuelve a engancharme en su lectura.

Se rinde fascinante el modo en el que el autor consigue introducirme en la atmósfera de la ciudad, facilitando detalles de sus orígenes, de su dinamismo actual, abriéndome paseos por barrios conocidos por mí mediante otras muchas lecturas y filmes, pues en muchas de ellos se sirven de Harlem, Manhattan, el Bronx o se cita a Gotham City y a la gran Metrópolis como fondo de sus argumentos.

Me gusta “dibujarle una cara” a estos lugares, no visitados pero sí imaginados. No debe ser NY mi ciudad favorita, pues de sobra he escrito sobre mi poco gusto por las grandes urbes, donde la prisa y el anonimato son la costumbre, pero sí me resulta agradable conocer en profundidad las cosas que allí pasan, más si las cuenta este periodista, porque su estilo me resulta desenfadado y su prosa divertida.

Mis experiencias, como saben muchos de los lectores de este Blog, son a priori más “domésticas” por lo “europeas” de las mismas y sin embargo me identifico con el autor, pues creo compartimos el gusto por nuevas experiencias, por nuestra apertura a la novedad, por nuestro disfrute de otras sociedades, y por nuestra afición a la observación (sí, adoro el voyeurismo de la educación, cultura y modos de hacer de otras sociedades).

Caigo con frecuencia en la repetición, lo sé, y así, tras releer este libro, unas enormes ganas de iniciar otros viajes se imponen en mí como un Supremo Objetivo, y me pienso, ¿qué cojones?, ahora sé de donde surgen mis nervios, y mi malestar, y el porqué de mis insomnios.

Señores, voy a preparar la mochila que aunque el viernes está aún a años vista según me muestra el ágil calendario que tengo en mi despacho, mis ganas de emprender nuevos caminos están en sus máximos históricos, como debe ser por otra parte, ¿no es cierto?.

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