“Memorias de un nómada”, del escritor y viajero estadounidense Paul Bowles me ha resultado un libro fácil de leer por el tremendo interés que despierta en mí su carácter autobiográfico y su narrativa detallada, donde el autor desgrana cada una de sus más relevantes vivencias.
El escritor cita el continúo enfrentamiento con su padre, las dificultades que encuentra en el seno de su familia para emprender actividades que realmente le motivan, y su decisión personal de abandonar el hogar paterno en busca de oportunidades, y lo que es más importante, mundo, pues es el escenario en el que quiere desenvolverse, y a mi juicio, no lo hará nada mal.
Su primera escapada será a Paris, ciudad en la que no dejará de relacionarse con personajes que resultan cuanto menos curiosos, y de establecerse en distintas residencias de las que irá saltando tras encontrar en cada una de ellas incomodidades que a fecha de hoy nos parecerían insalvables.
El gusto de Paul Bowles por el viaje asoma en este libro tras cada página, pues siempre está en ese proceso de cambio permanente que esconde tras de sí toda aventura, si no ha ejecutado ya esa transformación, y recorre Francia, Austria, Alemania, etc., siempre “siguiendo” caminos improvisados, modificando su trayecto conforme le viene en gana, sin prisa pero sin pausa, improvisando rutas, paradas, asombrándose ante los paisajes desconocidos (montañas alpinas, prados, naturaleza,…), escenarios que jamás antes disfrutó en Estados Unidos, pues en su narración parece ciertamente decepcionado por el cambio del paisaje que tiene lugar en su región, donde los bosques son talados y las construcciones se levantan sin miramientos, destruyendo todo aquello que él adora.
Finalizo mi revisión de este libro por lo tanto, confirmando mi gusto por este autor, recomendando la lectura a todo aquél que guste de “experimentar” vidas ajenas, conocer manías, motivaciones y gustos de importantes autores, adentrarse en los caminos (a algunos parecerán senderos equívocos, y a otros caminos de Gloria) seguidos por personajes tan enriquecedores como este señor, y ante todo, ganar consciencia de la posibilidad de emprender nuevas vidas en un abrir y cerrar de ojos, sin miedo al fracaso pues este sólo existe en la vara de medir social y no en nuestro “sistema métrico individual”.
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